sábado, 15 de agosto de 2009

REFLEXIONES ACERCA DE LA PRODUCCION INTELECTUAL EN EL AMBITO ACADEMICO Y EL FLAJELO DEL PLAGIO

REFLEXIONES ACERCA DE LA PRODUCCION INTELECTUAL EN EL AMBITO ACADEMICO Y EL FLAJELO DEL PLAGIO
Por: Rafaela Chacín Sección C
El plagio ha sido objeto de innumerables controversias en el mundo científico, académico y literario. No obstante, se perfila como un denominador común el repudio generalizado hacia esta práctica. Asumiendo como plagio la apropiación, presentación y utilización de material intelectual ajeno, sin el debido reconocimiento de su fuente original, se impone asumir que en consecuencia, se trata de un acto fraudulento por cuanto se presume intencionalidad al hacer aparecer un determinado conocimiento como producto propio; y de desconocer la participación de otros en su generación, aplicación o en su perfeccionamiento.
Dentro del mundo de la producción intelectual y literaria, no hay un delito más repudiado (y sancionado) que el plagio. El plagio es la reproducción y apropiación de las ideas de un autor, sin el consentimiento del mismo. En español: plagiar es copiar, robar, estafar, secuestrar. Al respecto, el diccionario de RAE define plagiar como “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias.”(p.125)
Sin embargo, desde una perspectiva compleja del fenómeno, es importante detenerse a analizar otras dimensiones claves en el asunto. Una de ellas en el momento histórico. En la actualidad la tecnología electrónica está facilitando la interactividad de personas y de saberes. La información está al alcance de todos de manera inmediata y a más bajo costo que cuando se distribuía a través de los libros u otros formatos similares. La cultura del libro, impuso toda una hegemonía en la que se rendía culto a la producción individual del conocimiento, mediante la figura del autor, del especialista, deidificandose de esta manera los llamados expertos o autoridades. Nuestros días parecen reclamar otra óptica, sin perder el sentido ético de la producción intelectual. Urge un replanteamiento del plagio sobre la base de que todo escrito evoca otro, tal y como lo expresa Vélez (sf.) en su trabajo sobre intertextualidad, se yergue sobre los ecos de sus antecedentes: no hay nada nuevo bajo el sol. Gérard Genette utiliza el término trascendencia textual —o transtextualidad— para caracterizar esta condición del texto y se convierte así en el primer teórico que da cuenta de lo que podríamos llamar el fenómeno de las recombinaciones textuales, que es en realidad, la manera como se origina toda escritura. Admitamos pues que la escritura es un proceso que no depende tanto de la voluntad creativa del escritor como de los diversos canales de influencia de los que se vale quien escribe, y que, en consecuencia, todo texto no es sino un mosaico de citas, absorción y transformación de otro(s) texto(s).
Lo anterior constituye la esencia de lo que se ha llamado la intertextualidad, la construcción colectiva del conocimiento, en la que los roles de escritor y de lector se confunden, se implican, se apoyan, para dar paso a una producción intelectual más honesta y socialmente aceptable que el plagio o robo de las ideas. Lo importante de la información no es la deificación de los genios y autores que la “producen”, sino comprender —como manifiesta el grupo neoyorkino Critical Art Ensemble— que la información es más útil, cuando interactúa con otra información.
Ahora bien, independientemente de la resignificación del concepto de plagio o de las connotaciones éticas que en ello estén implícitas, lo verdaderamente interesante del asunto es revisar y reflexionar sobre lo que significa el plagio desde la perspectiva del aprendizaje profundo, en vez de lanzar una cacería de brujas o de actuar como policías represores de una práctica rechazada pero en la que no muy pocos dejan de incursionar. Por ello. Es imperioso considerar tres aspectos claves:
1. Mediante el plagio, en especial cuando se trata de trabajos de grado, el estudiante revela que no puede investigar por si solo, que no quiere investigar o que no le interesa investigar. Ello involucra una actitud que requiere atención e intervención por parte del docente, asesor o tutor.
2. El plagio también nos deja ver que algo no está bien en la relación profesor-estudiante.
3. El plagio es, en esencia un acto de infidelidad hacia la investigación. Los que plagian no están amando el proceso de investigación, le están siendo infieles. Más allá de ser una falta de respeto para el profesor, es una profanación a la producción intelectual.
En todo caso, aún cuando se consideren espacios o escenarios para debatir las connotaciones del plagio en la era del ciberespacio, no hay que perder de vista que es la Universidad la institución paradigmática encargada de la generación, desarrollo y transmisión del conocimiento y es también, junto a la sociedad toda destinataria del mismo, responsable de cautelar su integridad, de satisfacer sus propósitos y de que se otorgue justo reconocimiento a sus legítimos agentes. Así, le corresponde vigilar que se cumpla su sentido y no se permita desviaciones en la producción, desarrollo y logros del conocimiento. Es, igualmente, de especial relevancia la responsabilidad institucional en la formación moral de sus egresados, en cuanto a la honestidad en sus conductas, por cuanto se plasma en éstos la credibilidad y prestigio de la Universidad y de las personas que en ella trabajan o se educan. Del mismo modo, le corresponde la prevención y, cuando sea posible, la sanción y la reparación moral del daño inferido a la persona plagiada y a la sociedad, en su conjunto.

1 comentario:

  1. flagelo. (Del lat. flagellum). m. Instrumento para azotar. || 2. Aflicción, calamidad. || 3. Embate repetido del agua. || 4. Biol. En ciertas células, orgánulo filiforme semejante a un cilio, pero más largo y capaz de diferentes movimientos.
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